La Amazonia absorbe la mitad de CO2 que hace 25 años
La Amazonia está perdiendo su capacidad para absorber dióxido de carbono de la atmósfera. De los 2.000 millones de toneladas de CO2 que la selva absorbía en la década de los 90, ahora esa cantidad se ha reducido a la mitad y por primera vez el dióxido de carbono «secuestrado» de la atmósfera está siendo superado por las emisiones de combustibles fósiles en América Latina.
Esta es la principal conclusión de un estudio que publica la revista «Nature». Se trata del mayor estudio sobre el terreno realizado en la selva amazónica, en el que ha participado un equipo internacional de casi 100 investigadores, dirigido por la Universidad de Leeds, y en el que se han recabado datos durante 30 años.
En las últimas décadas la Amazonía ha actuado como un gran sumidero de carbono -atrapando más cantidad de CO2 del que emite-, ayudando a frenar el ritmo del calentamiento global. Sin embargo, la situación ha cambiado. El análisis realizado de la dinámica de los bosques muestra un enorme aumento en la tasa de muerte de los árboles en toda la selva amazónica. Roel Brienen, de la facultad de Geografía de la Universidad de Leeds y autor principal del estudio, explica que «las tasas de mortalidad de los árboles se han incrementado en más de un tercio desde mediados de la década de 1980, y esto está afectando a la capacidad de la Amazonía para almacenar carbono».
Inicialmente, el aumento de dióxido de carbono en la atmósfera -un ingrediente clave para la fotosíntesis- condujo a una etapa de crecimiento de los árboles de la Amazonía, dicen los investigadores. Pero el carbono adicional parece haber tenido consecuencias inesperadas. Según Oliver Phillips, también de la Universidad de Leeds, lo que ha pasado es que «con el tiempo, la estimulación del crecimiento se alimenta a través del sistema, haciendo que los árboles vivan más rápido y, por tanto, mueran más jóvenes».
Para calcular los cambios en el almacenamiento de carbono los investigadores examinaron 321 parcelas forestales en un área de seis millones de kilómetros cuadrados de la Amazonía; identificaron y midieron 200.000 árboles, y registraron la muerte de árboles, así como el crecimiento y nuevos árboles desde la década de 1980.
La intensa sequía de 2005
Pero no es el único factor que los investigadores asocian a esta merma de la selva como sumidero de carbono. Las recientes sequías y temperaturas inusualmente altas en el Amazonas también pueden estar jugando un papel. Aunque el estudio indica que el aumento en la mortalidad de los árboles comenzó mucho antes de una intensa sequía que se registró en 2005, también señala que la sequía ha matado a millones de árboles adicionales.
Para el profesor Brienen lo importante está en que independientemente de cuáles sean las causas del aumento de la mortalidad de los árboles, este estudio muestra que las predicciones de un aumento continuo del almacenamiento de carbono en los bosques tropicales pueden ser demasiado optimista. «Los modelos de cambio climático que incluyen respuestas de la vegetación presuponen que mientras los niveles de dióxido de carbono siguen aumentando, entonces el Amazonas continuará acumulando carbono. Nuestro estudio muestra que esto puede no ser el caso y que los procesos de mortalidad de los árboles son fundamentales en este sistema», explica.
Un problema en el que abunda Phillips: «En todo el mundo, incluso los bosques intactos están cambiando. Los bosques nos están haciendo un favor enorme, pero no podemos confiar en ellos para resolver el problema del dióxido de carbono. En lugar de eso, serán necesarias profundas reducciones en las emisiones de CO2 para estabilizar nuestro clima».
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